miércoles, 29 de octubre de 2008

Armas de la antigüedad. I

Solemos considerarnos en el siglo de la tecnología, despreciando lo que se ha hecho en el pasado, y más aún en la antigüedad… pero nuestro punto de vista adolece de bastante ignorancia. Tomemos por ejemplo el caso de las ciudades amuralladas y los aparatos que se inventaron para vencer estos obstáculos. Entre las máquinas de asedio figuran en un lugar destacado los “arietes”, esas estructuras generalmente de madera, con punta de metal,  que pugnaban por hacer un agujero en la muralla y por allí penetrar al asalto de la ciudadela. Según cuenta Ivon Garland (en su libro “La guerra en la antigüedad”) esta arma fue inventada en el asedio de Samos (440-439 AC) por un ingeniero de Pericles, Artemón de Clazómenas, aunque estos artilugios ya eran conocidos en Asia desde mucho tiempo antes, desde el tercer milenio antes de Cristo.

Los mayores arietes de los griegos fueron construidos en el -305 durante el asedio de Rodas, éstos tenían una viga de 53 metros cubierta de hierro, con una punta comparable al espolón de un navío. Estos arietes estaban montados sobre ruedas y con un movimiento de péndulo eran capaces de golpear duramente la pared que se alzaba delante de ellos. Si se piensa que su dotación era de mil hombres, según cuenta Diodoro, ya podemos imaginar lo que representaría para los defensores ver acercarse lentamente este monstruo antediluviano.

En la imagen un ariete posterior, tecnológicamente más avanzado, con iguales dimensiones que el mencionado pero que sólo necesitaba cien hombres (10 veces menos) en su dotación para ser utilizado.

Una tecnología complicada, que en trance de tener que reinventarla en estos días seguro que muchos no tendrían ni la menor idea de cómo hacerlo. 

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